IMC 29
Tu auténtico "yo" es un ser que devora tacos y tiene una adicción compulsiva al azúcar.
Te consideras auténtico alimentándote con "basura" porque realmente lo eres, es un gusto innegable.
El problema es el precio a pagar: Tus células adiposas se deforman almacenando cada vez más lípidos, adquieres una forma irregular.
Aquí surge el primer punto de verificación: ¿Te gusta tu nuevo aspecto?
Probablemente dirás que sí, pero quizá la respuesta más acertada sería: Realmente no me importa. Pero entonces, ¿Por qué responder con un sí?, Quizá se deba a que tu cuerpo irregular es directamente proporcional a tu "yo" auténtico,el resultado de no privarte de tus gustos ni limitarlos.
Le das una interpretación abstracta a tu aspecto: "Mi cuerpo es un reflejo del uso de mi plena libertad y eso me hace feliz con él"; bien, podrías vivir con eso, ¿verdad?.
La respuesta a la pregunta anterior es: sí, pero esto nos lleva al segundo punto de verificación: ¿Cómo quieres vivir y por cuánto tiempo?
Mucho y de la mejor manera sin duda, sin embargo te darás cuenta de lo difícil que se pone de manera súbita: tus arterias se endurecen, tu ritmo cardíaco amenaza con atacarte constantemente, tus riñones ya no pueden eliminar sus desechos. Tu sistema comienza a fallar... como si a tu cuerpo no le hubiera quedado claro tu concepto de felicidad abstracta haciendo uso pleno de tu libertad.
Pronto descubres que no puedes hacer otras actividades propias de tu auténtico "yo" pues ahora eres mas vulnerable y el riesgo de lesionarte incrementa mientras tu propia sangre daña tus ojos, riñones, nervios, piel y corazón, haciendo de tu recuperación una tarea cada vez mas lejana.
Es como si la propia vida te golpeara en la cara por tus malas decisiones.
Finalmente concluyes: La vida no solo no es justa, es irremediablemente sistemática, la libertad desmedida es castigada por este conjunto de normas pre-establecidas en donde importa una mierda tu opinión o interpretación poética.
Esto va mas allá de tu gusto por los tacos y las dosis de azúcar, constantemente nos enfrentamos a puntos de verificación en donde tenemos que sacrificar una serie de elementos para poder seguir avanzando con la menor cantidad de daños (si lo que se pretende es vivir el mayor tiempo posible)
Los sacrificios son parte de la vida, y desgraciadamente necesarios para no ser expulsados súbitamente de ella.
Te consideras auténtico alimentándote con "basura" porque realmente lo eres, es un gusto innegable.
El problema es el precio a pagar: Tus células adiposas se deforman almacenando cada vez más lípidos, adquieres una forma irregular.
Aquí surge el primer punto de verificación: ¿Te gusta tu nuevo aspecto?
Probablemente dirás que sí, pero quizá la respuesta más acertada sería: Realmente no me importa. Pero entonces, ¿Por qué responder con un sí?, Quizá se deba a que tu cuerpo irregular es directamente proporcional a tu "yo" auténtico,el resultado de no privarte de tus gustos ni limitarlos.
Le das una interpretación abstracta a tu aspecto: "Mi cuerpo es un reflejo del uso de mi plena libertad y eso me hace feliz con él"; bien, podrías vivir con eso, ¿verdad?.
La respuesta a la pregunta anterior es: sí, pero esto nos lleva al segundo punto de verificación: ¿Cómo quieres vivir y por cuánto tiempo?
Mucho y de la mejor manera sin duda, sin embargo te darás cuenta de lo difícil que se pone de manera súbita: tus arterias se endurecen, tu ritmo cardíaco amenaza con atacarte constantemente, tus riñones ya no pueden eliminar sus desechos. Tu sistema comienza a fallar... como si a tu cuerpo no le hubiera quedado claro tu concepto de felicidad abstracta haciendo uso pleno de tu libertad.
Pronto descubres que no puedes hacer otras actividades propias de tu auténtico "yo" pues ahora eres mas vulnerable y el riesgo de lesionarte incrementa mientras tu propia sangre daña tus ojos, riñones, nervios, piel y corazón, haciendo de tu recuperación una tarea cada vez mas lejana.
Es como si la propia vida te golpeara en la cara por tus malas decisiones.
Finalmente concluyes: La vida no solo no es justa, es irremediablemente sistemática, la libertad desmedida es castigada por este conjunto de normas pre-establecidas en donde importa una mierda tu opinión o interpretación poética.
Esto va mas allá de tu gusto por los tacos y las dosis de azúcar, constantemente nos enfrentamos a puntos de verificación en donde tenemos que sacrificar una serie de elementos para poder seguir avanzando con la menor cantidad de daños (si lo que se pretende es vivir el mayor tiempo posible)
Los sacrificios son parte de la vida, y desgraciadamente necesarios para no ser expulsados súbitamente de ella.