"En el mutismo de un latido hecho pedazos...
...en el dolor de quien se sabe pasajero." Cuando ninguno de los senderos recorridos te conduce a tu destino, es momento de cuestionarte: ¿Acaso existe realmente ese destino? Existen caminos que mutan con el transcurso de los años, un sendero encantador puede transformarse en un erial de desechos a medida que el tiempo avanza. Puedes intentar transitarlo, como lo recordabas, al mismo compás de antaño y en la misma estación, pero seguirá siendo un erial de desechos. Puedes procurar limpiarlo, reforestarlo y protegerlo, no obstante, no conseguirás restituirlo... porque ha dejado de ser tuyo. Eres tan solo un viajero aferrado a un encantador panorama que ha dejado de existir. Forja tu propio sendero, Javier. Este lugar no te pertenece.